¿Alguna vez te ha pasado, que te molesta la forma de actuar de otra persona?
De algún modo la otra persona refleja algo de nosotros mismos que no queremos ver, que rechazamos inconscientemente o que simplemente nos negamos a aceptar. Si alguien nos despierta emociones desagradables y en vez de juzgar, decidimos observar dichas emociones, estamos frente a una grandiosa oportunidad que nos está brindando esa persona, para hacer consiente aquello en mi interior busca ser reconocido, sanado y liberado. ¡¡
¡¡No te tomes nada personal¡¡ Recuerda algo muy importante: no es la otra persona la que me molesta, me irrita, me hace daño, me enoja o me frustra, son las programaciones que hay en mi interior que hacen que YO reaccione negativamente ante ciertos comportamientos. Los problemas sólo se solucionan de raíz cuando decidimos enfocarnos en sanar nuestro estado interno, en sanar nuestros miedos, culpas, complejos, traumas y grabaciones y cuando reconocemos que proyectamos en los demás lo que realmente somos. Si esperamos que cambien los demás y las situaciones, nunca nos sentiremos satisfechos, nunca seremos felices y nunca encontraremos la paz interior.
La clave está en: recuperar el control sobre lo que sucede en nuestro interior y hacernos responsables de nuestros actos,
evitar caer en el papel de víctima, evitar los juicios e identificar qué cosas no me gustan de mí y proyecto en los demás. Esto nos llevará a ver la vida de una manera más positiva, más alegre, más tranquila y más descomplicada, vivir en el eterno presente también nos ayudará a conectarnos de manera inmediata con nuestro Ser Interno y a ser más felices.