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El primer acuerdo: Ser impecable con mis palabras:
Cada vez he ido tomando conciencia del poder que tienen las palabras para ejercer un acto transformador en las personas. Cuando estoy actuando desde mi Real Ser, el amor universal se expresa en mí, cambio mi actitud y mi comportamiento egóico, miro con ojos de compasión a los demás; callo antes que entrar en una confrontación y le pongo dulzura a mis palabras y a mis actos.
Entonces, noto que surge la magia blanca; donde había temor, dolor, miedo, ahora hay paz, amor, ternura, y es allí donde encuentro el poder transmutador de la oscuridad en luz. El Mago de Merlín se hace presente. La Luz que proviene de Dios, me ilumina, calma, serena mi mente, me siento pleno, lleno de salud, vigor y energía; precisamente, cuando veo en cada cual la esencia divina del Creador. Allí es donde debo actuar para ayudar a los demás, darles una palabra de apoyo, como una caricia que susurra en el oído. Viene una especie de recompensa, las personas se tornan cálidas conmigo, cariñosas, afectuosas, me brindan amor y la vida me retribuye un bienestar que me llena de paz y mi Ser se siente uno con Dios.
Asumo entonces, que mi primer acuerdo es estar conectado con la fuente divina, con mi Real Ser que vive y palpita en secreto en mi templo corazón, y desde allí me proyecto hacia los demás siendo la razón de mi Luz, de mi verdad, lo que me hace libre y feliz. Es una energía cálida y sublime que vibra en una tonalidad mayor, donde el amor lo puede todo, sin juzgar, me torno tolerante, paciente, logrando una coherencia entre mis actos y mis palabras, puedo utilizar la alquimia para convertir el plomo en oro y así enriquezco mi vida y la de otras personas.
El segundo acuerdo: No tomar nada personalmente:
Cuando surgen comentarios acerca de mí, analizo de dónde provienen. Si son varias personas que me ven un defecto, considero conveniente modificar esa conducta, pues no he sido consciente de mi error al creer que no tenía ese defecto. Pero si es una persona la que hace malos comentarios para herirme, pues hago caso omiso a lo que ella diga, no le doy importancia y sigo mi camino, lo definitivo es la percepción que tengo de mí.
Procuro llenarme de amor y perdonarle por sus actos. Me olvido de las ofensas que me hacen, y mejor, le envío una corriente de luz azul desde mi corazón al corazón de la otra persona que me quiso
hacer daño. Recobro la libertad para no ser esclavo de mis egos.
Soy consciente que puedo mejorar, corrigiendo mis errores y defectos, aceptando que soy un ser humano que se puede equivocar, que no soy perfecto y que puedo seguir trabajando aspectos de mi personalidad que interfieren mi avance espiritual. No acostumbro albergar sentimiento de odio o de rencor, porque me puede afectar mental, emocional, física y espiritualmente.
Procuro alejarme de personas que puedan generar conflictos, pues al quedarme al lado de ellas, me pueden robar mis energías, alterando mi campo emocional, ocasionando un desgaste de mi energía vital. Por eso, me interesa la gente positiva, proactiva, inteligente, con valores y virtudes, honesta, sincera y servicial. Me capacito y sigo construyendo mis elevadas metas.
Me fortalezco en mi esencia y me lleno de fe, con la seguridad de que soy merecedor de lo mejor.
Hago un pacto conmigo mismo y procuro ser fiel a ello, es un acuerdo con la vida. Nada ni nadie puede robar mis sueños que la divinidad tiene preparado para mí, las mejores oportunidades para crecer en abundancia, salud, paz, armonía y felicidad.
Soy proactivo, emprendedor, entusiasta, actúo con coraje y no me doblego ante la adversidad, sino que, saco el mejor provecho cuando se presenta alguna dificultad, transformando esa situación en una oportunidad para crecer.
El tercer acuerdo: No hagas suposiciones
Una de las razones para que se presenten malos entendidos, es la falta de comunicación asertiva, por ausencia de claridad en la información puedo entender algo que no es cierto y así construyo una realidad carente de sustento sobre la base de una mentira, lo que puede generar conflictos.
Básicamente, me debo cerciorar acerca de lo que me dicen, consulto la fuente, sin valerme de intermediarios. El problema radica cuando la otra persona no sabe transmitir un hecho cierto, sino que, partiendo de suposiciones, crea una atmósfera de incertidumbres y de caos, haciendo de una pulga un caballo, y esa información al pasar de una persona a otra, va generando una cadena de rumores que terminan distorsionando la realidad.
Si no se aclara a tiempo, se crea un conflicto mayor que puede afectar el entorno y la buena relación con las demás personas. Debo estar despierto constantemente para no caer en la trampa de las suposiciones que me aleja de la realidad, construyendo una aparente verdad que puede estar solamente en mi mente.
Esta circunstancia induce a que me pueda perder de grandes oportunidades, que no tome decisiones acertadas respecto a algo que quiera emprender, y si me dejo influenciar por las suposiciones de los demás puedo llegar a frenar los objetivos que me he trazado y cambiar el rumbo de mi vida.
Me dejo guiar por la voz de mi conciencia, así otras personas me digan que no, que es difícil, que voy a fracasar, prefiero arriesgarme antes que desistir. Mi tercer acuerdo con la vida, es buscar siempre la verdad, ser preciso en la información, acudir a la fuente, para no caer en suposiciones.
El cuarto acuerdo: Haz siempre lo máximo que puedas.
Es fascinante hacer lo que me gusta, sin necesidad de esperar una recompensa. Es una expresión de mi libertad, porque no hay nada que me obligue, que me presione o que me induzca a hacerlo.
Ponerme a meditar muy temprano, quizá cuando otras personas están obligadas a laborar por un precario salario, así no les guste su trabajo. Ellas se sienten frustradas, no rinden como debieran porque están actuando bajo presión, por una necesidad económica; pero yo, ahora que gozo de una pensión, no tengo ningún afán, me siento calmado y relajado.
Cuando me desplazo al campo encuentro mucha paz en el silencio de la naturaleza, en el canto de las aves, en el murmullo del bosque, me dedico a preparar abonos orgánicos, siembro árboles y semillas, hago ejercicio, y al rato, termino extenuado pero contento.
Cuando me pongo a leer, o a escuchar conferencias de los Maestros de Luz, siento expandida mi mente y mi consciencia. Tomo las riendas de mi vida, me gusta estar en movimiento, pero también, saco tiempo para leer y para descansar haciendo la siesta después del almuerzo.
Me trazo metas y procuro realizarlas en su momento, me gusta llegar a tiempo, ser cumplido y disciplinado, me esmero por realizar trabajos que me generen satisfacción personal, más que dinero; pero no me desespero por la fama, el poder, o las grandes fortunas; tampoco me estreso porque las cosas no salen como lo había planeado.
He aprendido a vivir en el presente aceptando la realidad del aquí y del ahora, y cuando presiento que hay algo que no quiere funcionar, entonces cambio de actividad, pongo en juego mi creatividad.
Lo importante es sentirme activo, ayudando a los demás, haciendo terapias de reiki, dando un consejo, colaborándole a las personas, participando y organizando mercados orgánicos, preparando y consumiendo comida vegetariana, sacando tiempo para compartir con mi familia.
Lo más importante para mí, es tener la disponibilidad de realizar mi trabajo interno, haciendo meditación, oración y prácticas para mantener una conexión constante con mi Ser.